El alguna parte, hubo cierta empresa que se aburrió de las normas porque estas no producían los resultados deseados. Por esta razón determinaron abolir todas las normas inútiles y quedarse solo con aquellas verdaderamente ajustadas a la intención de lograr los objetivos y satisfacer las necesidades de sus clientes.
Hicieron un inventario de las normas y se dedicaron a la tarea de podar, eliminar, abolir, ajustar, redefinir y, al final, luego de una ardua y prolongada labor, se sintieron contentos con el resultado obtenido: una especie de pequeño manual (bien pequeño por cierto en el que figuraban las únicas dos normas válidas desde ese momento. Dicho manual decía, más o menos lo siguiente:
“A partir de este momento solo existen dos normas en esta empresa y son las siguientes":
Norma número uno: el cliente siempre tiene la razón
Norma número dos: si alguna vez se presentara el extraño caso en que el cliente no tuviere la razón, vuelva a leer la norma número uno.
El anterior relato habla por sí solo de la importancia de los clientes para todas las empresas del mundo y su constante preocupación para atraerlo, atenderlo, complacerlo y dejarlo satisfecho. A continuación presentaremos algunos consejos sencillos para lograr la total satisfacción del cliente y su fidelidad a los servicios que le ofrecemos:
1. Considere y trate al cliente como un ser humano. Ante todo es una persona con necesidades, deseos, angustias, y sufrimientos y nos ha elegido a nosotros para que lo ayudemos. Pudo haber buscado a otro u otros pero nos ha preferido y de esa manera nos concede el más grande de los privilegios. Pero resistamos a la tentación de considerarlo un simple número o una cifra. Él es un ser humano que siente, reflexiona, actúa y vuelve a tomar decisiones. Si lo consideramos únicamente como un ingreso, lo consideraríamos en proporción con lo que monetariamente representa y eso llevaría a discriminaciones odiosas y dañinas.
2. El cliente aprecia mucho lo que le pertenece. Pero de todas sus pertenencias y posesiones hay una que aprecia más que las demás: su tiempo. En una época como la nuestra siempre estamos limitados de tiempo y somos agradecidos con quienes nos permiten ahorrarlo. Todo tiempo ahorrado es más tiempo para la familia, para el trabajo, el descanso y el estudio. Si alguien nos hace perder el tiempo, o no actúa para que no lo perdamos, está atentando contra nuestros intereses. De manera que en adelante piense a conciencia la forma en que puede atender a su cliente para que éste sienta que usted ha valorado y respetado su bien más preciado.
3. Los compañeros de trabajos son los clientes más fieles y necesitados. La literatura empresarial los ha ubicado en la categoría de “clientes internos” pero siguen siendo nuestros compañeros, con quienes compartimos nuestras actividades y con quien pasamos más tiempo que con nuestras propias familias. Ellos hacen parte de nuestra organización y normalmente nos tienen como su única alternativa para obtener aquellos productos o servicios con los cuales resolver las necesidades de su área. De ahí su fidelidad casi obligatoria y nuestro deber de ayudarlo aunque para hacerlo sean necesarios los más grande esfuerzos.
4. El cliente quiere soluciones. No desea enfrentarse a evasivas ni pretextos y tampoco escuchar las numerosas razones que tenemos para no ayudarlo. Póngase en su lugar y piense en esto: ¿Cuándo usted pide ayuda (o exige el cumplimiento de un derecho) desea escuchar un “no” o un “no se puede” por respuesta? ¿Cierto que lo único que nos interesa en esos momentos es la ayuda oportuna y eficaz de la persona a quien se la solicitamos? ¡Es exactamente lo que todos deseamos! Y lo que debemos brindar a quienes nos han concedido el privilegio (recuerde, es un privilegio) de ser nuestros clientes
Si usted quiere tener éxito como persona de servicio vea en cada persona un ser humano. Y sus necesidades como un desafío personal y un reto profesional. Tómese esto en serio, no diga “no se puede” tan a la ligera y piense que su trabajo consiste en eso que algunos detestan. Solucionar problemas que ni son suyos ni han ocurrido por culpa suya.
Por: Alejandro Rutto Martínez
Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com.
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