lunes, 25 de mayo de 2009

El costo de la lealtad del cliente


Cuando mi local de café favorito hizo demasiados cambios, los clientes se fueron. ¿Cómo puede usted evitar cometer este mismo error?

Como a muchos de ustedes les debe pasar, el café es para mí como un combustible. Puedo hacerlo yo mismo en mi oficina, pero prefiero salir a la calle a buscar un café que me mantenga trabajando a la máxima capacidad. Mi lugar favorito es una cafetería cercana en el centro de la ciudad. A veces compro el café y me lo llevo para tomarlo en la oficina, y otras veces me siento en una mesa o en la barra si es que tengo una reunión o necesito cambiar de aire para trabajar en algún proyecto.

Este café abrió la misma semana que me mudé a mi oficina. Entré sin saber que ellos también eran nuevos en el barrio. Inmediatamente me gustó el lugar y supe que sería uno de mis favoritos.

El café se encontró con una clientela leal de amantes del café y pareció ser atractivo para muchas clases de clientes por diferentes razones. El negocio tuvo tanto éxito que los dueños compraron el local contiguo y duplicaron el espacio disponible un par de años después. El café pudo crecer sin problemas mientras mantenía su apariencia original.

Todo parecía ir bien hasta que los dueños tomaron algunas decisiones estratégicas que comenzaron a alienar a sus principales clientes. No fue una sola cosa, sino una serie de pequeños cambios que impactaron cada punto clave del negocio de una manera negativa. Y es graciosa la forma en que la gente me ha contado sus frustraciones con respecto a los cambios en la cafetería.

Un cliente regular del mismo local estaba en una cena a la cual yo también había sido invitado, y mientras estaban sirviendo el café, comentó cuán decepcionado estaba que su local de café favorito había subido los precios. Dijo que los precios ya eran altos, pero ahora los dueños parecían estar algo molestos con sus clientes, y que esta nueva actitud causó que él buscara un nuevo lugar para hacer su parada matutina.

Otra persona me preguntó si yo me había percatado del aumento de precios. Entonces me contó que cuando había pedido algo de crema extra para su café, se lo habían cobrado como un adicional cuando en el pasado jamás lo hacían.

También pude notar que comenzó a ser más fácil conseguir asientos libres, y que definitivamente había muchos menos estudiantes tomando algo en el último tiempo, tal vez a causa de que las credenciales para clientes leales fueron discontinuadas cuando subieron los precios (antes se podía tomar una 10ª taza de café sin cargo con esa credencial).

Recientemente pusieron un cartel diciendo que la cafetería estaba donando a una obra de caridad una parte de sus ingresos. Entonces, uno de los clientes dijo, mientras pagaba su cuenta, que él prefería elegir a qué organización sin fines de lucro donar su dinero; y que si por ese motivo habían subido los precios, él prefería que le reembolsaran el importe de la donación.

Esta situación me hizo dar cuenta de que realmente no existen las decisiones pequeñas cuando se trata de un negocio. Aún cuando se trate de una marca grande, hay que monitorear constantemente la satisfacción de los clientes porque su lealtad no puede ser tomada como algo seguro y eterno. ¿Qué otra cosa diferente podrían haber hecho los dueños de esta cafetería, aún si asumimos que necesitaban subir sus precios?

Pregúntele a sus mejores clientes. Nadie quiere pagar de más por productos o servicios que compran con regularidad, pero se puede aceptar si se recibe algo más a cambio. No parece que esta cafetería haya realizado un “focus group” o utilizado siquiera un cartel de aviso para sus clientes. Es increíble lo que uno puede aprender con simplemente conversar con los clientes, explicando la situación, y entonces tratar de resolver juntos el problema con formas creativas de manejar la situación.

Controle cada variable por separado para saber cuáles puntos tienen el mayor impacto y por qué. A mucha gente no le gusta cambiar sus hábitos de ninguna manera. Si usted altera muchas cosas al mismo tiempo, es difícil saber cuáles de los cambios son buenos o útiles y cuáles son rechazados o evitados por los clientes. ¿Fue el aumento en los precios? ¿Fue la eliminación de la credencial para clientes leales? ¿Fue la donación para caridad? ¿O fue el hecho de que otro local abrió cerca del negocio y muchos de los clientes que no se sentían cómodos comenzar a mudarse de lugar? ¿O fue algo más que comenzó a impactar negativamente en la experiencia de los clientes? Sería difícil acertar con la respuesta correcta.

Hay que admitir cuando se comete un error. ¿Habrán estado los empleados involucrados en la decisión de aumentar los precios? Tal vez su actitud más “amarga” sea un reflejo del hecho de que a ellos tampoco les parecía una buena decisión y son los clientes los que se dan cuenta de ello en lugar de los dueños. Con esto no estoy sugiriendo que los precios nunca pueden ser subidos. Eso sí, asegúrese también de saber cómo luce el escenario competitivo. Tal vez deba bajar ciertos costos en su negocio en lugar de aumentar los precios. Puede que termine dejándose fuera de competencia a usted mismo, ya que no importa en qué rubro esté su negocio, sus clientes siempre tienen varias opciones para elegir.

Recuerde que su negocio existe porque los clientes pueden (y quieren) pagar por lo que usted les ofrece. Sin ellos, necesitará buscar otra cosa para hacer. Así que mire, escuche y aprenda, porque es mucho más costoso hacer que vuelvan una vez que ya se han ido. Un café está abriendo en la otra cuadra, y me pregunto si me encontraré allí con muchas caras familiares.

Artículo Gentileza de:
DARKBLUE Consulting – Consultoría integral en diseño, comunicación y marketing.
Fuente del artículo http://www.articulo.org/autores_perfil.php?autor=429
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domingo, 24 de mayo de 2009

Una noción alternativa de cliente


Una noción de CLIENTE muy útil para el desenvolvimiento personal en todos los planos, es la que considera al cliente como “la persona que pide algo” o “la persona a quien le ofrecen algo”.
Esta concepción de CLIENTE es una poderosa herramienta para facilitar el trabajo, generar buenas relaciones con las personas, conocer dónde están las fallas de coordinación y desarrollar una identidad confiable frente a los demás; colegas, familiares, amigos y todos con quienes nos relacionamos. Ahora, dado que hay alguien que satisface las peticiones del cliente, a éste le llamaremos “proveedor”, también en un sentido amplio.

En lo que sigue de este texto, al hablar de cliente entonces, estamos hablando “el que pide” (o al que le ofrecen), así de sencillo.


La característica más importante del cliente es que es él quien fija los estándares de satisfacción. Esto significa que es el cliente el que decide si el proveedor hizo bien su trabajo o no, si satisfizo o no su demanda. Bajo esta mirada, el cliente no puede estar equivocado y ahora le explico porque.
Cuando alguien pide algo (el cliente) tiene siempre una expectativa sobre lo que quiere. Puede no tener completamente claros ciertos aspectos del pedido, pero siempre sabe si queda conforme o no. Por lo tanto no puede estar equivocado sobre lo que siente. Si no queda conforme no podemos impugnar algo que corresponde a una apreciación de él sobre el grado de satisfacción que experimenta al recibir lo que pidió.

Pongamos un ejemplo asociado a la actividad comercial:

Salustiano (cliente) se acerca al mesón de atención al público y solicita un ticket de pago de su cuenta de teléfono. Griselda, la encargada, (proveedora) le dice que espere para generar el ticket. Después de unos minutos aparece Griselda con el ticket. Salustiano se dirige a la caja, paga. y se retira. Antes de salir lo intercepta una chica, se identifica como encuestadora de la empresa y le pregunta: cómo lo atendieron ?. Salustiano responde: “mal, no me gustó la actitud de la persona que atiende el mesón. Parecía enojada”.

Una vez que Salustiano deja el recinto, la encuestadora se acerca a Griselda y le transmite la opinión de Salustiano. Griselda le dice “ese tipo está muy equivocado, lo atendí muy bien, lo que pasa es que es un cliente complicado”. Podemos establecer quién tiene la razón ?. El cliente dice que fue mal atendido y el proveedor dice lo contrario ?. Cómo decidir ?.

Lo importante aquí es entender que “bien atendido” o “mal atendido” es un juicio, una opinión. No tiene sentido establecer el grado de veracidad de ese juicio. No existe. Siempre la opinión sobre la conformidad con lo entregado por el proveedor es un juicio respecto del cual no hay verdad posible. En ocasiones es posible establecer que no se cumplió con ciertas condiciones pactadas, pero en este caso el asunto es claro y no merece considerarlo en este momento.

La primera conclusión entonces es que ni el cliente ni el proveedor pueden estar intrínsecamente equivocados, por lo que el caso comienza a parecerse a una contienda de competencia: a quién le creemos ?.

La respuesta nos la entrega en este caso el objetivo de la empresa: Si queremos atraer clientes, nos importará la opinión de ellos y no la opinión de la propia empresa. Si Salustiano es mi cliente es él quien fija los estándares de satisfacción y deberé concluir que fue mal atendido. Me interesa más su juicio que el de Griselda.

Nadie está obligado sin embargo a realizar esfuerzos para atender a los clientes como Salustiano. Lo importante es entender que si queremos satisfacer a nuestro cliente entonces su opinión es la relevante. Desde esta óptica la frase “el cliente tiene la razón” cobra un sentido menos esotérico y más práctico. Otro alcance muy interesante sobre esto es que tiene muy poca utilidad hablar de “clientes complicados”. Éstos no existen. Hablar de clientes complicados es “desapropiarse”, es soltar la responsabilidad que le cabe al proveedor sobre la relación con el cliente. “Complicado” es nuevamente un juicio y en realidad el juicio habla del que juzga y no de lo juzgado, por lo tanto habla de Griselda y no de Salustiano. Cuando Griselda dice “es un cliente complicado”, lo que es interesante entender es esto: “Griselda no tiene competencias para lidiar con ese tipo de clientes”.

La gran mayoría de los cursos de atención al cliente que se ofrecen en el mercado pretenden hacer una taxonomía y hablan de los “diferentes tipos de clientes”. Ello puede prestar cierta utilidad pero sólo como guía para determinar las habilidades del personal de la empresa que hay que reforzar y abordar con eficiencia un proceso de capacitación. La clasificación de los clientes no es útil para “conocer” a los clientes ya que su características no son más que juicios provenientes justamente de quien menos autorizado está para emitirlos: el proveedor.
Pero volvamos con un ejemplo (real) de la vida familiar para fijar esta idea de que el cliente es el que pide.

Un amigo fanático de los Beatles tenía que hacerle un regalo a su esposa que estaba de cumpleaños. Al pasar por una tienda de música vio un álbum de The Beatles a buen precio y se lo regaló a su señora. Ella -que conocía la inclinación de su marido por la música de las Beatles-, abrió el regalo y le agradeció el presente con poco entusiasmo.

Pasó un tiempo y vino el cumpleaños de él. En efecto, cuando llegó a su casa, ella lo estaba esperando con un regalo. Mi amigo abrió su regalo y se encontró con un hermoso juego de sartenes.

Lo que había sucedido es casi obvio. Ella era “el cliente” cuando estuvo de cumpleaños. En forma tácita existía un pedido. Implícitamente él era el proveedor del pedido que ella estaba haciendo (o que él estaba ofreciendo). No obstante es evidente que mi amigo no la vio a ella como cliente, se miró como cliente a si mismo. Para la señora no se cumplieron los estándares de satisfacción y ante su frustración decidió vengarse y le pagó con la misma moneda regalándole recíprocamente lo que ella necesitaba y no lo que hubiese querido él.


Él podrá reclamar todo lo que quiera, podrá esgrimir todas las razones que desee en favor de lo apropiado del regalo que hizo a su señora, pero hay un hecho indiscutible: ella (el cliente) no se sintió satisfecha con el pedido implícito que había realizado como cliente.

En una mirada más profunda de este episodio tan trivial, el pedido implícito de ella era: “estoy de cumpleaños, a través de un regalo hazme sentir que te importo”. Mi amigo no cumplió con la promesa implícita de que aquello sucediera.

Administrando la relación cliente-proveedor, el ciclo universal de la acción humana
Esta relación cliente-proveedor describe un “ciclo de acción” que comienza con el pedido (o la oferta) y termina con la “declaración de aceptación” del cliente. Revisaremos someramente las etapas del ciclo de acción que algunos consideran medio en serio medio en broma, un verdadero descubrimiento. (Para el lector interesado hay información detallada sobre el ciclo básico de acción en la web del autor cuya dirección está al final de este artículo)
El ciclo consta de 4 etapas:

Etapa 1: PREPARACIÓN del pedido u oferta. Corresponde al conjunto de actividades previas al pedido. Ya sea que usted vaya a encargar la construcción de un puente o pedir que le paguen la cuenta telefónica, siempre hay actividades previas al pedido. En el caso del puente hay que hacer prospecciones, cálculos, realizar proyectos de factibilidad, hacer cotizaciones, etc. En el caso del pago de la cuenta la cosa es sencilla pero cualitativamente similar. Hay que buscar la cuenta, hacer el cheque, buscar quién la pague, etc. Esta etapa termina cuando se hace el “pedido u oferta”.

Etapa 2: NEGOCIACIÓN. Durante esta etapa se establecen y negocian las condiciones de satisfacción, es decir, aquellas condiciones que deben cumplirse para que el cliente quede conforme con lo recibido. Esto incluye la fecha de entrega de lo solicitado. Es necesario cuidar aquellas condiciones que no se expresan pero que están implícitas en el pedido. A esto le llamamos “contexto de obviedad”. (Ningún restaurante nos servirá un café frío, aunque esa característica no se negocia cuando pido el café. Si me presento desnudo a mi primer día de trabajo no puedo decirle a mi jefe “no hemos acordado que yo viniera a trabajar con ropa; es obvio que vendré vestido). La etapa de negociación termina con la “declaración de aceptación” en que cliente y proveedor declaran aceptar las condiciones establecidas.

Etapa 3: EJECUCIÓN. Aquí el protagonista central es el proveedor. Durante esta etapa se desarrollan las actividades orientadas a satisfacer las condiciones pactadas. Frecuentemente el proveedor deberá hacer sub-pedidos, es decir, se coordinará con terceros para ayudarse. La ejecución termina con la “declaración de cumplimiento”. El proveedor declara cumplidas las condiciones.

Etapa 4: EVALUACIÓN Y ASEGURAMIENTO: Es la etapa más olvidada de todas, aunque reviste gran importancia. Aquí el cliente evalúa si se han cumplido las condiciones de satisfacción y el proveedor se asegura de la conformidad del cliente pidiéndole expresamente que declare su satisfacción. Aclaro que si el cliente no declara satisfacción el ciclo no se cierra. En este caso es posible que el proveedor tenga que hacer algunos ajustes, renegociar, en fin. El ciclo de acción sólo termina con la “declaración de satisfacción” que hace el cliente.

Cliente y proveedor siempre están representados por personas de carne y hueso que se comprometen. Una vez pregunté a un fabricante de lápices quién era su cliente y respondió: “la Librería Central”. Está bien, pero tú no te comprometes con una librería porque no es un ser humano. A quién le reclamas si no pagan la factura ?. Al jefe de adquisiciones. Con él me coordino. Entonces él es tu cliente le contesté.

Toda acción realizada adecuadamente cumple con este ciclo. A su vez, toda acción deficiente o incompleta falla en alguna de las etapas del ciclo (un esquema del ciclo y ejemplos sencillos podrá encontrar el lector en la web del autor cuya dirección está al final).

Un alumno me contó que se acordó de mi clase sobre este tema porque su señora (cliente) le había dicho a las 7:30 de la mañana antes de levantarse “avísame cuando salgas de la ducha para levantarme”. A las 9:00 (una hora y media más tarde), al salir de la ducha, le dice a su señora “ya salí cariño, levántate”. La señora indignada le reclama “te das cuenta que son las 9 de la mañana ? Es la hora a la que entro al trabajo, cómo se te ocurre avisarme tan tarde. Ahora llegaré atrasada !!”. “hice lo que me pediste, te avisé al salir”.

Yo cumplí con los estándares de satisfacción profesor, me dijo. En realidad no los cumplió. Como él sabía que ella trabajaba, estaba dentro del contexto de obviedad el que saliera de la ducha en un tiempo razonable como para no atrasar a su señora.

Resulta muy beneficioso mirar cuándo somos clientes y cuándo proveedores. Es frecuente que se nos pierda el cliente. Hay personas cuyo único cliente es si misma. De esas personas decimos que no escuchan, que sólo piensan en si mismas. A veces tenemos estándares demasiado altos. No nos conformamos con lo que hacemos ni con lo que hacen los demás. Si somos jefes en la empresa o jefes de familia o lideres de grupos esto causa problemas a las personas. Nos dirán que somos “exigentes” y vale la pena evaluar si estamos siendo clientes de nosotros mismos y mirando sólo nuestros propios estándares de evaluación y de satisfacción. La auto-imposición de condiciones de satisfacción es síntoma de que no vemos como clientes más que a nosotros mismos. Por lo tanto no somos “oferta” para nadie en el entorno en cuestión.
Quizás estamos exigiendo mucho de los demás, pero somos oferta ?. Se ha preguntado usted qué oferta es para su jefe por ejemplo ?. Usted cree que hace las cosas muy bien y que merece un aumento de sueldo. Y qué cree su jefe ?. Él es su cliente y por lo tanto él fija los estándares de satisfacción, no usted. Pensó qué oferta es usted para su pareja ?. Pregúntele qué espera de usted, es saludable.

Al lector le propongo un ejercicio: Para cada una de las 4 etapas del ciclo de acción, anote qué habilidades personales es deseable tener para lograr éxito, Por ejemplo las habilidades de decir que no, la habilidad de seguir instrucciones, de negociar y de escuchar son algunas de las más importantes. Encuádrelas en alguna etapa, agregue otras y sobre todo, ponga atención en los ciclos de acción durante su desenvolvimiento diario.
TODA acción humana parte de una petición o una oferta (implícita o explícita), desde pedir un café, recibir un informe, dar una limosna o hacer un regalo, hasta pedir perdón, encargar la construcción de un puente o viajar a la luna. Ponga atención a su alrededor y mire los ciclos. Fíjese en la etapa que falla cuando algo sale mal, por ejemplo, cuando un amigo suyo no acudió a una fiesta a la cual usted lo había invitado; pregúntese si falló la preparación, la negociación, la ejecución o la evaluación. Qué parte del ciclo anda mal cuando alguien no llega a la hora al trabajo. Quién es el cliente y el proveedor en este caso?, cuál es el pedido ?.

Siempre parta identificando tres elementos básicos:

- Quién es el cliente (una persona identificable, no una empresa ni un conjunto de personas)

- Quién es el proveedor (una persona identificable, no una empresa ni un conjunto de personas)

- Cuál es el pedido

Al principio será difusa la utilidad del ciclo de acción como herramienta de orientación cotidiana. Tal como cuando vemos por primera vez una ecografía y no entendemos cómo el médico nos dice “se aprecia claramente un cálculo en la luz de la vejiga proyectando el típico cono de sombra” y nosotros vemos una mancha indescifrable !!. Pero a poco andar podrá utilizar el esquema para resolver todo tipo de problemas de coordinación. Realmente sirve y es una de las herramientas modernas de coordinación que utilizan las organizaciones para administrar las redes de compromisos.


Ejemplos e información complementaria sobre éste y otros temas puede encontrarse en la web del autor www.conversandoconhumanos.blogspot.com . También puede escribirle a ayudasolución@gmail.com. Gustoso intercambiará opiniones con los lectores y facilitará material valioso para el desarrollo de las personas y empresas.
L.Gajardo Millas
Fuente del artículo
http://www.articulo.org/autores_perfil.php?autor=1176
Lautaro Gajardo Millas
Ingeniero Industrial

sábado, 23 de mayo de 2009

Las claves del servicio al cliente


El alguna parte, hubo cierta empresa que se aburrió de las normas porque estas no producían los resultados deseados. Por esta razón determinaron abolir todas las normas inútiles y quedarse solo con aquellas verdaderamente ajustadas a la intención de lograr los objetivos y satisfacer las necesidades de sus clientes.

Hicieron un inventario de las normas y se dedicaron a la tarea de podar, eliminar, abolir, ajustar, redefinir y, al final, luego de una ardua y prolongada labor, se sintieron contentos con el resultado obtenido: una especie de pequeño manual (bien pequeño por cierto en el que figuraban las únicas dos normas válidas desde ese momento. Dicho manual decía, más o menos lo siguiente:

“A partir de este momento solo existen dos normas en esta empresa y son las siguientes":


Norma número uno: el cliente siempre tiene la razón

Norma número dos: si alguna vez se presentara el extraño caso en que el cliente no tuviere la razón, vuelva a leer la norma número uno.

El anterior relato habla por sí solo de la importancia de los clientes para todas las empresas del mundo y su constante preocupación para atraerlo, atenderlo, complacerlo y dejarlo satisfecho. A continuación presentaremos algunos consejos sencillos para lograr la total satisfacción del cliente y su fidelidad a los servicios que le ofrecemos:

1. Considere y trate al cliente como un ser humano. Ante todo es una persona con necesidades, deseos, angustias, y sufrimientos y nos ha elegido a nosotros para que lo ayudemos. Pudo haber buscado a otro u otros pero nos ha preferido y de esa manera nos concede el más grande de los privilegios. Pero resistamos a la tentación de considerarlo un simple número o una cifra. Él es un ser humano que siente, reflexiona, actúa y vuelve a tomar decisiones. Si lo consideramos únicamente como un ingreso, lo consideraríamos en proporción con lo que monetariamente representa y eso llevaría a discriminaciones odiosas y dañinas.

2. El cliente aprecia mucho lo que le pertenece. Pero de todas sus pertenencias y posesiones hay una que aprecia más que las demás: su tiempo. En una época como la nuestra siempre estamos limitados de tiempo y somos agradecidos con quienes nos permiten ahorrarlo. Todo tiempo ahorrado es más tiempo para la familia, para el trabajo, el descanso y el estudio. Si alguien nos hace perder el tiempo, o no actúa para que no lo perdamos, está atentando contra nuestros intereses. De manera que en adelante piense a conciencia la forma en que puede atender a su cliente para que éste sienta que usted ha valorado y respetado su bien más preciado.

3. Los compañeros de trabajos son los clientes más fieles y necesitados. La literatura empresarial los ha ubicado en la categoría de “clientes internos” pero siguen siendo nuestros compañeros, con quienes compartimos nuestras actividades y con quien pasamos más tiempo que con nuestras propias familias. Ellos hacen parte de nuestra organización y normalmente nos tienen como su única alternativa para obtener aquellos productos o servicios con los cuales resolver las necesidades de su área. De ahí su fidelidad casi obligatoria y nuestro deber de ayudarlo aunque para hacerlo sean necesarios los más grande esfuerzos.

4. El cliente quiere soluciones. No desea enfrentarse a evasivas ni pretextos y tampoco escuchar las numerosas razones que tenemos para no ayudarlo. Póngase en su lugar y piense en esto: ¿Cuándo usted pide ayuda (o exige el cumplimiento de un derecho) desea escuchar un “no” o un “no se puede” por respuesta? ¿Cierto que lo único que nos interesa en esos momentos es la ayuda oportuna y eficaz de la persona a quien se la solicitamos? ¡Es exactamente lo que todos deseamos! Y lo que debemos brindar a quienes nos han concedido el privilegio (recuerde, es un privilegio) de ser nuestros clientes


Si usted quiere tener éxito como persona de servicio vea en cada persona un ser humano. Y sus necesidades como un desafío personal y un reto profesional. Tómese esto en serio, no diga “no se puede” tan a la ligera y piense que su trabajo consiste en eso que algunos detestan. Solucionar problemas que ni son suyos ni han ocurrido por culpa suya.



Por: Alejandro Rutto Martínez


Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com.

viernes, 22 de mayo de 2009

Tres factores claves en la administración de empresas exitosas


Hace 4000 años los egipcios reconocieron la necesidad de planear, y controlar. Sin embargo, no fue no hasta comienzos del presente siglo cuando se hicieron estudios y tendientes a identificar ciertos principios con base en los cuales la administración adquirió su carácter científico. Frederick Taylor como precursor y padres de la administración científica y posteriormente Henry Fayol , Elton Mayo y Douglas Mc Gregor trabajaron intensamente para ir adecuado esta nueva disciplina a los desafíos de cada época.

Los teóricos de la administración han ideado el proceso administrativo y desde entonces dicho proceso ha sido utilizado prácticamente para todo. Desde los proyectos especiales de la Nasa hasta la fabricación de los zapatos, pasando, claro está, por la preparación de hamburguesas, la explotación de canteras de piedras, la prestación de servicios salud, e incluso, en la educación, en donde se habla de que el aprendizaje es un proceso que también debe administrarse.

Pero el proceso va más allá del acontecer empresarial, educativo, y político. Los países mismos, las naciones los entes territoriales, deben ser bien administrados, aunque igualmente pueden ser mal administrados. Se ha planteado que los países no necesitan un presidente sino un gerente y los municipios en lugar de un alcalde deberían tener, también un gerente para liderar su desarrollo.

Bueno, podríamos transigir en que lo necesario es un presidente que gerencia el país. Y lo mismo pudiéramos decir de los departamentos y municipios en los cuales sería útil contar con gobernadores - y con alcaldes - gerentes, respectivamente.

Presidente o gerente, alcalde o líder, en fin, toda persona que se embarque en a maravillosa aventura de dirigir a otros debe saber que en los tiempos que corren se presenta tres hechos que inciden notablemente en las administraciones:

1) La Turbulencia, manifestada en cambios acelerados, modas de duración efímera y dificultades para la supervivencia.

2) Los Avances Tecnológicos: Causantes de una automatización cada vez mayor del trabajo.

3) Un Redimensionamiento del ser humano: Como elemento e indiscutible valor en la vida moderna y; lógicamente; en las empresas: lo anterior conlleva a revisar algunos escritos y a introducir cambios para humanizar los procesos productivos.

Estos cambios incluyen un nuevo paradigma mediante el cual los trabajadores son considerados y tratados como personas; los usuarios, pacientes y compradores, tratados como clientes; los administradores, directores, gerentes, supervisores y educadores, ya no mandan, administrar, dirigen o gerencian si no que, todos, lideran a la gente en un ambiente de motivación hacia el puerto más adecuado a donde los debe llevar el viaje. El de a consecución de sus propósitos.


Por: Alejandro Rutto Martínez

Fuente del artículo http://www.articulo.org/autores_perfil.php?autor=525
Lo bueno que vaya a hacer hoy, hágalo bien, por usted, por su familia y por su país. ¿Ya leíste Maicao al Día?

jueves, 21 de mayo de 2009

El papel del hombre en el nuevo concepto del desarrollo


Si lo que vamos a afirmar se repite tan frecuentemente en los textos administrativos es porque debe ser cierto: el éxito de la organización moderna depende de un equipo motivado aplicando todo un esfuerzo de los objetivos propuestos. Sentido de pertenencia, capacidad de trabajo y cohesión de esfuerzos deben sumarse en la búsqueda de resultados.

Todo lo anterior puede resumirse en un término clave: SINERGIA. La sinergia se fundamenta en un conjunto de acciones simultáneas de personas o equipos de personas encaminadas a un fin. Cuando trabajan unidos producen un resultado mayor que sus resultados individuales. En su libro "Cómo crear un equipo de alto rendimiento en su empresa", Steve Buchholz y Thomas Roth ofrecen una explicación tan breve como contundente de significado de sinergismo: "...En otras palabras, el sinergismo consiste en concentrar los esfuerzos de un grupo para que 2 + 2 = 5". No he trascrito mal la cita, ni nos hemos equivocado al leer.

La sinergia es, efectivamente, un desafío a las matemáticas, ciencia exacta para la cual 2 + 2 siempre será 4 súmese como se sume. Sin embargo, del dicho al hecho sigue habiendo mucho trecho y estamos aún lejos de contar en nuestras empresas con equipos movidos por el sinergismo para alcanzar metas sumando trabajo y multiplicando los resultados.

Por el contrario la concepción del colombiano promedio sigue siendo la misma de nuestros antepasados: empujar cada uno hacia el lado que más le conviene a sí mismo, lado que no siempre es el que más le conviene todos.

La revista Diners publicó un artículo de Hernando Gómez Buendía, profesor distinguido de la Universidad de las Naciones Unidas, en el que éste reflexiona seriamente sobre lo que pudiéramos llamar el anti sinergismo de los colombianos. "Hace apenas cincuenta años, Colombia y Japón eran quince veces más pobres que los Estados Unidos", comienza diciendo Gómez Buendía, y agrega: "Hoy nuestro ingreso por habitante es de 17 veces menor que el de los norteamericanos y 21 veces menor que el de los japoneses". Lógicamente estas cifras categóricas sobre nuestro creciente atraso frente a estadounidenses y japoneses generan explicaciones, casi siempre relacionadas con la aparente inteligencia superior de los orientales.

Pero Gómez Buendía rechaza firmemente esta posibilidad: "de esta diferencia tan espectacular, mucha gente salta a la conclusión de que los japoneses son más inteligentes que los colombianos. Pero si se miran bien las cosas, un colombiano es más inteligente que un japonés: no en balde tenemos la fama mundial de vivos y recursivos, mientras los japoneses pasan más bien de aburridos y simplones". (El subrayado es mío).

Luego de leer la anterior afirmación es posible que estemos más confundidos que al principio con la curiosa y hasta ahora paradójica tesis del doctor Hernando Gómez Buendía. Pero es precisamente a partir de ese momento cuando comienza la parte más interesante del escrito y su coherencia con nuestro tema de trabajo en equipo: "Eso sí: dos japoneses son mucho más inteligentes que dos colombianos". Es decir, nuestro atraso se inicia desde el momento en que los demás entendieron que la vida no es una carrera en la que se gana a punta de virtudes individuales sino de la actividad eminentemente grupal.

En Colombia, continuando con Gómez Buendía, cada colombiano va para alguna parte y eso es lo bueno, pero Colombia no va para ninguna parte y eso es lo malo. Esta máxima bien puede aplicarse a la empresa en la cual se ha entronizado la comunicación vertical y autoritaria, el esfuerzo individual en busca del objetivo individual, el grupo informal o el CC a la colombiana conformado para sembrar cizaña en lugar de plantar la reflexión constructiva y, en general, las costumbres malsanas que nos hace tener no menos de un siglo de atraso respecto a las naciones del Primer Mundo.

Observando lo anterior llegamos a la conclusión de que hoy como nunca se impone la necesidad de revisar el rol del gerente frente a su gente, que es el fin y al cabo la gente que "se la jugará toda" por su gestión, por sus objetivos y por sus resultados.

No se trata ahora como se acostumbró en el pasado, de conformar equipos de trabajadores "ganasueldos" que prefieren hablar de ellos en lugar de nosotros, utilizando un léxico a través del cual aflora, sin embargo, su poco sentido de pertenencia y, por lo tanto, de compromiso con la organización.

De sobra sabemos el daño que le hace a un equipo de trabajo el chisme de cafetería o el rumor de pasillo que como bola de nieve crecen con rapidez sumando cada vez más falacias, semi verdades y verdades acomodadas.

Esta es, como se puede ver, una situación típica del grupo con una baja moral y también con un escaso sentido del auto liderazgo.


Por: Alejandro Rutto Martínez


Alejandro Rutto Martínez es un prestigioso escritor y periodista ítalo-colombiano quien además ejerce la docencia en varias universidades. Es autor de cuatro libros sobre ética y liderazgo y figura en tres antologías de autores colombianos. Contáctelo al cel. 300 8055526 o al correo alejandrorutto@gmail.com.

miércoles, 20 de mayo de 2009

Como solicitar un aumento de sueldo y obtenerlo


Según aumenta el costo de la vida, sentimos la necesidad de ganar más dinero, pero siem­pre nos preguntamos cómo podemos obtenerlo y cómo haremos saber a nuestro jefe acerca de nuestra necesidad. Pues bien, a continuación le sugerimos algunos consejos muy útiles para ello:

· Antes de realizar la solicitud de aumento salarial, debe asegúrese de que la empresa se encuentra en excelente situación económica y que su jefe está en condiciones de concederle el aumento.

· Compare su sueldo con relación a las posiciones similares en la empresa que está laborando actualmente y otras empresas. Por ejemplo, si se es cajero de un supermercado investigue el salario de sus otros compañeros cajeros y de los cajeros de otros supermercados. De esta forma podrá determinar si está ganando más abajo del promedio. Si está ganando en el promedio o más arriba, será más difícil que le concedan su petición de aumento.

· Trate que su petición sea hecha a través de un intermediario quien debe ser un superior jerárquico a usted, pero que tenga igual nivel de jerarquía a su jefe de forma tal que no se vea que usted ha pasado por encima de él Haga que esta persona dé informaciones positivas acerca de su trabajo. Esta persona podrá informarle a usted acerca del concepto que tiene su jefe sobre su trabajo y si el mismo no es favorable, tendrá la oportunidad de superar sus deficiencias y esperar otra oportunidad para solicitar el aumento tan deseado.

· Espere el momento oportuno en que su jefe esté de buen humor, especialmente las horas de la mañana (y el primer día de lasemana) son más favorables, pues segÚn va transcurriendo el día, su jefe se va, abrumando de problemas y su ánimo se va indisponiendo.

· Si la empresa es pequeña o no tiene confianza a las personas con quien labora, no tendrá más remedio que solicitar el aumento directamente a su jefe. Para ello, debe realizar lo siguiente:

o Espere un momento oportuno para hablar con su jefe. Lo más recomendable es que sea a primera horas de la mañana, ya que según transcurre el día el jefe puede que se vaya abrumando y esté menos accesible a concederle un aumento.

o Al solicitar un aumento, tome una actitud natural y moderada sin que esto quiera decir que actúe de una manera débil. Por ejemplo, puede decirle a su jefe que si él puede concederle un aumento se lo agradecería mucho, pero que si no se lo concede no significa que renun­ciará al trabajo o que adoptar una actitud negativa en lo que se refiere a su trabajo y si, en esos momentos, no puede acceder a su petición, usted confía en que le aumentará el sueldo en la primera oportunidad que él tenga.

o No lo amenace. Recuerde que él es quien tiene el poder. Si él pierde la confianza en usted, buscará a alguien que la sustituya. o Destaque el tiempo que lleva trabajando con su jefe, su responsabilidad en el trabajo y su desempeño como trabajadora dentro de la empresa. Pero antes de convencerlo a él, debe sentirse segura de que usted puede desempeñar su trabajo con mayor capacidad que nadie y con base a eso es que usted solicita ese aumento que se merece.


Este articulo fue realizado por el equipo de http://www.rrhh-web.com/

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martes, 19 de mayo de 2009

Que hacer si el sueldo no alcanza



Esa es una justa pregunta en estos días. Por un lado deseamos mejorar nuestro estatus de vida. Pero por otro, las cosas puede que no nos vayan tan bien como para eso. Claro, pudiéramos ahorrar, buscar un mejor empleo, tener dos empleos, etc. ¿Pero es eso posible o al menos sencillo? No lo creo.

Esa es la razón por la cual estamos obligados a buscar alternativas. Ya no se trata de esforzarnos al máximo. Cuántas veces lo hemos hecho y sin obtener los resultados esperados no ya los resultados que merecemos obtener.

Es entonces cuando nos ponemos a soñar. Tal vez si encontráramos el empleo perfecto… si las condiciones de la economía mejoran mañana… Pero la realidad es muy otra. Seguimos necesitando ese dinero extra que no tenemos. Ni siquiera tenemos la menor idea de cómo conseguirlo.

Y lo más curioso es que existen soluciones. Hay gente ganando bastante dinero. Son los que han encontrado alguna manera original. Otros sencillamente han tenido mejor fortuna o mejores condiciones para su prosperidad. Pero tienes que atenerte a lo que a ti te ha tocado.

Muchos pudieran aconsejarte que para encontrar la respuesta, eso que te hará mejorar tu solvencia, uses tu instinto. Bueno, ojalá eso diera dinero. Imagínate que tengas un sueño reparador y de repente te despiertes con la respuesta. ¡Ya sabrías qué hacer para obtener más ingresos!

Pero desafortunadamente la vida real no funciona de ese modo. No es a tus instintos que debes dejarle el trabajo. No es a tu subconsciente a quien debes pedirle que encuentre una solución. Los problemas reales son tales que necesitarás de todos tus conocimientos, de todo tu razonamiento, de toda tu experiencia consciente para hallar soluciones.

Trabajos que hacer puede que existan muchos. Pero el desempleo es cada vez mayor por razones sociales y económicas. Ya los puestos de trabajo no son seguros, cada año despiden a miles o cientos de miles de personas. Siendo así, ya no se trata solo de lograr prosperar sino, y sobre todo; de no perder lo que hemos logrado.

No es tarea sencilla conseguir un empleo convencional. Es por eso que hay que probar con alternativas. Y las mejores son aquellas que nos den dinero extra sin necesidad de realizar inversiones. Después de todo el dinero no nos sobra. La única manera que he visto así en la actualidad es trabajar por Internet. Es una buena opción para muchos. Sin embargo, ni aun así debe descuidarse el trabajo actual.

La opción de obtener dinero a través de Internet tiene algunas ventajas. Porque ya nosotros contamos con demasiado poco tiempo. Algunos en algún momento incluso nos hemos visto obligados a realizar más de un trabajo convencional. Con eso el tiempo que dedicamos a otras cosas y a nuestra familia, tiende a ser escaso o ninguno.

Ganar dinero con Internet, debido al uso de algunas herramientas informáticas, requiere muy poco tiempo. Todo es automático y ganamos dinero mientras nos encargamos de nuestro trabajo principal. Incluso estamos recibiendo ingresos mientras nos divertimos o mientras descansamos. Esa es una gran ventaja en especial cuando un poco de tiempo y dinero adicionales no nos vienen nada mal. Afortunadamente, debido al desarrollo de la técnica, ya cualquiera puede acogerse a esa opción aunque no tenga conocimientos sobre informática.

Resumiendo, cuando busques cómo aumentar tus ingresos debes pensarlo. La solución no aparecerá como por arte de magia ni producto de ningún trabajo de tu subconsciente. Lo primero: busca una solución que no requiriera de inversiones, al menos no de grandes. Lo segundo: que el tiempo que consuma del ya poco que tienes, sea asimilable. Y, por último, que no afecte tu empleo actual.

Fuente del artículo http://www.articulo.org/autores_perfil.php?autor=2166
Alejandro Capdevila